martes, 19 de enero de 2016

0013 Algunas plantas han evolucionado por sí mismas hasta convertirse en pequeños y extraños nichos ecológicos.

El muérdago por ejemplo, es un parásito. Cubre algunas de sus necesidades mediante la fotosíntesis (es verde, después de todo), pero extrae sus nutrientes de los árboles sobre los que crece.

De modo similar, las plantas como la atrapamoscas disfrutan de algún ocasional tentempié en la forma de un insecto para suplementar su aporte fotosintético. 

 

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